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DOS ERMITAS SEMEJANTES Y MUY CERCANAS ENTRE SÍ EN TIERRAS DE MOYA

Publicado: 25/10/2015

ERMITA DE NTRA. SRA. DE  SANTERON

En los confines más orientales de la provincia de Cuenca, término municipal de Algarra, y “a distancia de un tiro de fusil de las lindes de Vallanca del Reino de Valencia”, la ermita de Santerón custodia la imagen de Santa María desde tiempos muy remotos. Llama la atención que, en medio de la escabrosidad de los empinados cerros del entorno, las abruptas sierras que descienden desde Albarracín y de las que la separan de Valencia, aparezcan de improviso la extensa cañada y los fértiles prados que forman la gran dehesa y que, junto a la fuente y al primitivo Camino Real que la atraviesa, proveniente de Cuenca que llegaba hasta Teruel, aparezca una ermita custodiando a la imagen de la Virgen; o una imagen de la Virgen a la que desde su ancestral trono se le encomendara en solitario la guardia de unas tierras de labor, que muy especiales hubieron de ser para merecer semejante honor.

La misma puerta de la ermita proclama con especiales grabados de cruces y arados su carácter religioso y agrícola; porque —diferenciándose de otras— al no tener mas patrocinadores que las gentes humildes y sencillas del entorno, castellanas y valencianas, no consta que su aparición —apartándose de la clásica norma—  fuera milagrosa ni milagrera.

Siendo innegable el carácter religioso del Rento de Santerón resulta incomprensible la carencia total de información y el total olvido de sus orígenes, reduciendo así los ritos y liturgias a unas prácticas de peregrinación y de piedad popular de los pueblos del entorno, sin más fundamento histórico que el común y tradicional fervor religioso

Dando de lado a las teorías de Francisco Javier Fernández Nieto en su “Federación Celtibérica de Santerón”[1], fácil, moderna y habitual maniobra de paganizar devociones, sólo es aprovechable la idea de que Santerón significa “estar en medio”; que por eso el santuario o ermita ocupa el centro de la gran dehesa.

Hasta la desamortización esta ermita fue la dueña de la gran heredad de tierras de labor que la rodea y que —me atrevo a afirmar— formarían parte de la gran cadena de suelo que, desde El Cuervo (Teruel) hasta Villar de Lobos en Alcalá de la Vega, fue entregado para afianzar la reconquista a los moros y que R. Berenguer en 1142 consideraba como parte de su proyectado reino de Aragón y confirmado más tarde por la conquista de Pedro II.

Y, si así fuera, considerado el conjunto, también ocuparía Santerón el centro; dada la equidistancia de esta ermita entre El Cuervo y el rento de Villar de Lobos, en los límites de Cañete, hasta donde llegaban las dehesas o tierras templarias.

Los cambios posteriores de jurisdicción entre reinos propiciarían el total silencio histórico que, sin prebendas de nobles patrocinadores, su memoria únicamente fue avivada por la más pura y ancestral devoción popular.


ERMITA DE NTRA. SRA. DE ALCALÁ

En los mismos confines de la provincia, en la línea más oriental de Cuenca, en Alcalá de la Vega, otra ermita, separada de la anterior 1,5 leguas, vigila, -esta vez asentada sobre una atalaya y reemplazando a una primitiva iglesia con la categoría de parroquial visigoda- otras muchas tierras de labor que le fueron otorgadas con la misión de ser restaurada de nuevo.[2] Pero, asolada aquella por los árabes que escogieron este lugar para levantar su fortaleza, no se consideró el sitio más oportuno para la nueva parroquia cuando éstos fueron expulsados, reduciendo su categoría a un pequeño santuario que a través de los tiempos administró casi 500 Hectáreas de tierras de labor repartidas, desde La Cunázara hasta la Ceja de Bengamar, desde el rento del Hoyo al de Villar de Lobos y de norte a sur por toda la vega, por todo el valle del Cabriel.

Buena memoria tenían de esta donación, llamada Heredad de Santa María [3] en los Archivos Diocesanos y diezmos eclesiales en las crónicas de Adriano IV[4], el párroco don Pablo de Mariana y su vicario don Manuel de Auñón[5], administradores de estas tierras en 1787 e informadores a la requisitoria de Tomás López a través del obispo:

“Muy señor mío: En cumplimiento de la orden de mi prelado relativo al encargo de V. sobre informe y descripción de ese pueblo y sus cuatro anexos Campillos de Paravientos, El Cubillo, Algarra y Garcimolina, que componen esta mi parroquia que debo decir por segunda vez según el orden de su interrogatorio que este dicho de Alcalá  es lugar o aldea perteneciente  a la jurisdicción ordinaria de Moya del que dista dos leguas y de señorío que en el día posee el Marqués de Villena y de la referida villa, que se compone de 95 vecinos y es cabeza de curato y tiene por anejos los ya ciados y en el de Algarra tuvo su primitiva residencia el cura que después se trasladó a este de Alcalá tiene dos ermitas, la una a distancia de medio cuarto de legua poco más o menos bajo la advocación de Ntra. Sra. del Remedio de Alcalá donde se cree y aparecen vestigios del antiguo lugar del que fue su parroquial que por lo mismo lleva los diezmos de sus tierras fundada en un collado en el que existe un derrocado castillo moro al pie del cual cerro pasa el río Cabriel que baña la vega y da el nombre a este pueblo y la otra a un tiro de bala o fusil de el mismo con el nombre de San Bartolomé. No tiene patrono alguno y la Asunción de Ntra. Sra. es su titular…” [6]


Dos ermitas muy cercanas entre sí, dueñas de grandes extensiones de tierra hasta la desamortización (1840—1853) cuando Antonio Zafrilla adquirió la totalidad de las tierras propiedad de la ermita de la Dehesa de Santerón[7] y parte de las de la ermita Ntra. Sra. de Alcalá, que hubieron de repartirse también entre Celedonio Montero, vecino de Alcalá de la Vega.[8] Aquilino Jiménez Sáiz, vecino de Algarra, Juan Bautista y Tomás Sáiz Zafrilla[9], vecinos de Tejadillos, Mariano y Ramón Ferriz, vecinos de Cañete y los Albertos y sus herederos, llamados los Meregildos, de El Cubillo[10].

Pero, si es curioso  proclamar a estas dos ermitas "grandes terratenientes", no menos curioso resulta la similitud en sus formas y diseños; lo que nos hace pensar que en su día pudieron ser proyectadas y realizadas por los mismos artífices.

En la parte externa, con su misma cúpula exagonal.


Su similitud interna con sus arcos y hornacinas.



Y hasta en sus romerías, tan estudiadas y bien descritas por don Alfredo Sánchez Garzón, de Torrebaja.  A quien debemos agradecer el uso de estas fotos de Santerón, sacadas de sus muchos trabajos de información y de investigación.

[1] Pueblos, Lenguas y Escrituras en la Hispania prerromana. EDICIONES UNIVERSIDAD DE SALAMANCA, 1999. Acta Salmanticensia, Estudios filológicos 273, Pág 191

 

[2] Relacionado con lo exigido al Conde R. Berenguer por el papa Adriano IV en 1158 como condición para aprobar la renuncia de las Órdenes Militares a la herencia del Batallador.

[3] Biblioteca Nacional, Cód. 7298, fol. 69 y Archivo Diocesano Legajo 1320 b

[4] A.C.A. Liber Feudorum Maior, Primus.

[5] Arch. Parroquial: Pablo de Mariana, párroco de Alcalá desde 1782 a 1814. Manuel de Auñón, vicario

desde 1784 a 1788

[6] Biblioteca Nacional, Cód. 7298, fol. 60—70

[7] Su descendiente Vicente Zafrilla Sánchez (el Cojo)  y su hermana Isabel vendieron estas tierras a Emilio Cano de Alcalá de la Vega en 1980.

[8] Hijo de Ignacio Montero Zafrilla, durante muchos años Síndico del lugar. Administración General de Bienes Nacionales nº. 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19.

[9] A.H.P. Desamortización D 817 nº 286, 237

[10]A.H.P. Desamortización. D.711. “Apeo en ocho hojas que entregué” a dicho cura, juez de cuentas, para que lo ponga en el vestíbulo de la parroquia de este lugar de El Cubillo, que hizo Salvador de Mariana y Velázquez, juez de cuentas de Alcalá de la Vega y de El Cubillo, año 1840.