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LOCALIZACIÓN DEL CASTILLO DE SERREILLA

Publicado: 11/02/2017

Para la localización del poblado preislámico de Serreilla y del castillo árabe han de considerarse dos datos seguros que se deducen de la campaña llevada a cabo por Pedro II de Aragón en 1210:

 

- ser limítrofe del castillo de Ademuz y

            - que no medie entre ellos ningún otro.

 

Es sabido que en tierras limítrofes a los reinos de Aragón y de Valencia desde Ademuz hasta Requena, desde las riberas del río Turia a las del Cabriel, sólo son reconocidas documentalmente tres fortalezas con el rango de castillos, coincidentes con la realidad geográfica, dos que son limítrofes de Ademuz: el castillo de Santa Cruz y el instalado en término de Alcalá de la Vega, al que pretendemos identificar con Serreilla[1], y más al Sur el de Mira.

  Y no hay más fortalezas o castillos, propiamente dichos, que puedan ajustarse a la historia, características, peculiaridades y datos que nos marca la historia. Curiosa y casualmente encontramos también dos topónimos desaparecidos en el primer tercio del siglo XIII, circunstancia que dificulta sus identidades y su localización si tenemos en cuenta la opinión de Abid Mizal, el traductor de Al-Idrisi, en 1989 que ignoró los documentos existentes del siglo XIII  sobre Serreilla y Sierra

 escudándose bajo la imprecisa expresión de “Al-S.ral.h” (que no traduce) para unificar y albergar bajo tal denominación los dos castillos[2].

 

Las fronteras entre Aragón y Castilla a principios del siglo XIII no estaban determinadas y acarrearon la misma incertidumbre que las diocesanas. Los acuerdos entre reyes para el reparto de las nuevas tierras conquistadas eran imprecisos y los actuales límites geográficos, jurisdicciones y vías de comunicación provinciales y regionales, si no hacemos abstracción de las mismas, nos pueden condicionar o limitar.

En la zona comprendida entre los ríos Cabriel y Turia, una vez afianzada la conquista entre el Júcar y el Cabriel, Alfonso VIII y el sayid admohade Ceyt Abuceyt acordaron en 1185 la suspensión de hostilidades mediante pactos de amistad sobre una tierra todavía irredenta. De aquí el enfado del Miramamolín y la carta de protesta al rey castellano cuando, tras las incursión y conquista de Pedro II en 1210 de El Cuervo, Castielfabib, Ademuz y Serreilla, la autoridad de Alfonso VIII hace acto de presencia en esta zona poblando Moya, rompiendo los pactos establecidos. El rey moro valenciano no sospechaba que iba a desatender el reproche y a prepararse para la guerra. Tal vez había llegado el deseado momento de resarcirse de la humillación de Alarcos[3].

 

Es nuestra intención identificar a aquel castillo cuya conquista supuso para Alfonso VIII la creación preventiva del gran bastión fronterizo de Moya, como nueva frontera con Valencia; y para Pedro II la renovación de los privilegios otorgados a este castillo por su abuelo R. Berenguer y por su padre Alfonso II: ”…cambium illius quinte partis quam in Daimuz et Castelo Habib et Corvo et Serreilla eorum terminis Dei gratia per nos noviter a sarracenis ablatis ex donatione felicis recordationis avi nostri Raimundi comitis Barchinone et confirmatione patris nostri bone memorie Ildefonsi regis[4].

Pretendemos encontrar aquel castillo, Serreilla, del que, pocos meses más tarde de su conquista, 11 de abril de 1211, sus iglesias y mezquitas con sus diezmos, primicias y oblaciones fueron entregadas por Pedro II a la diócesis de Albarracín a ruego del primado de Toledo, Rodrigo Giménez de Rada. …”damus vobis, domino Roderico, venerabili eadem archiepiscopo toletano et vestris suc [5].

 

 Hecho y fecha que marcan las exigencias expuestas por el Primado en el proceso de Burgos (1220), como reiterantemente decimos, reclamando para Moya los derechos diocesanos sólo desde nueve años antes, aludiendo claramente a 1211:

“In causa vero de Moya coram nobis praedictis judicibus taliter fuit processum. Dominus Archiepiscopus toletanus peciit restitutionem sibi fieri villae quae dicitur Moya cum terminis  suis  vel cum fructibus inde preceptis  a novem annis et citra[6]

 

El Arzobispo pidió en el proceso de Burgos la devolución de la villa de Moya con sus términos y sus frutos desde nueve años antes y no más. Como si hubiera sido desposeído de algo propio, don Rodrigo se siente expoliado en Moya por el obispo de Cuenca desde aquel día en el que Pedro II entregó las iglesias de Pinna Jayha y de Serreilla a la iglesia de Albarracín. La única explicación a este sentimiento de Don Rodrigo sería el convencimiento de que Moya formaba parte o estaba incluida en los límites o jurisdicción de Serreilla.

 

 (“Sub Era M CC XL nona. Anno Domini Inc. M CC undecimo”)

 

El arzobispo liga los derechos atribuidos a Serreilla, es decir, su entrega a Albarracín, con los que deben atribuirse a Moya. De lo que deducimos la afinidad histórica que establece el arzobispo entre Serreilla y Moya y la igualdad de designios.

La acción de Pedro II sobre Serreilla supuso también la conquista del castillo más adentrado en los confines del reino de Castilla. Consta del poder arrebatado por Alfonso VIII al Azagra de Albarracín[7] en Cañete; entre otras cosas, las salinas de Fuente Manzano; circunstancia preliminar a la cesión diocesana de Cañete a Cuenca por parte de la iglesia de Albarracín[8].

Suponiendo algún poder de conquista en el Azagra, dada la importancia del castillo de Al—Qala, reseñado en todas las crónicas árabes, si éste hubiera sido tomado por este Señor de Albarracín, hubiera supuesto un acto de tal relevancia que el pequeño Señorío lo hubiera exhibido y tendríamos alguna referencia del hecho como la tenemos de Cañete, de las salinas o del castillo de Huélamo, incorporado a Albarracín mediante compra a Fortún de Tena por Pedro Ruiz de Azagra en 1175[9].

Todo tiende a demostrar que el castillo de Al—Qala (Serreilla) a principios del siglo XIII -aunque situado en la misma ribera derecha, sus límites y su jurisdicción estaba a la izquierda del Cabriel-  era considerado por Rodrigo Giménez de Rada como parte del espacio geográfico que abarcaban las treguas establecidas entre Alfonso VIII y el moro valenciano formando frontera con Aragón, Albarracín y Castilla.

 

Conquistado Castielfabib tras un largo asedio, el 26 de agosto de 1210, Pedro II, “después de conceder a la Casa del Hospital de Jerusalén y a sus pobres la iglesia de este castillo de Fabio con todos sus diezmos, primicias y términos y de ceder el lugar que se llama las  Eras, donde antes había una mezquita de los sarracenos, para la construcción de la iglesia”[10], baja hasta Ademuz, cuya conquista sería más fácil y rápida; ascendería después con su ejército por la Rambla de Vallanca, cruzaría las dehesas de Valluengo y de Santerón (con toda seguridad templarias) descendiendo al valle del Cabriel[11]  en busca del castillo de Al—Qala o de Serreilla,  (20 km.).

 

No cabe duda de que estos castillos conquistados por Pedro II en 1210 volvieron muy pronto al poder sarraceno y nos consta de la campaña de Rodrigo Giménez de Rada en 1219 en la que, saliendo desde Albarracín[12], conquista nuevamente el castillo de Serreilla, extendió su campaña hasta Santa Cruz (Sierra)[13] y Mira e intentó inútilmente apoderarse de Requena. Y llama la atención que don Rodrigo dejara de actuar en Castielfabib y Ademuz[14] y que no cruzara el rio Turia, tierras que permanecieron en poder de los árabes, hasta ser incorporadas al reino de Valencia con la cesión de Çeyd Abuceyd y de su hijo Ceyd Aboyahya a Jaime I en abril de 1229 [15], lo que demuestra que el Primado solo actuó en las tierras abracadas por las treguas por su condición de “tierras de nadie”

Si Cañete y las salinas (de Fuente Manzano) estaban en poder de Castilla y Ademuz había caído de nuevo en poder de los árabes, Rodrigo Giménez de Rada, para no invadir jurisdicciones ajenas, sólo dispuso del poco espacio que quedaba entre las salinas, que pertenecían a Cañete, y las tierras de Ademuz. Es decir, el valle del Cabriel y las tierras hoy de Salvacañete serían la puerta de entrada a la zona de conquista o zona de treguas entre Alfonso VIII y el rey moro valenciano. No tenía otra entrada el arzobispo que, buscando siempre su conveniencia entre mezcolanzas de intereses civiles y religiosos, inició una campaña facilitada únicamente por el “status quo” de una zona que le hizo soñar en una codiciosa ruta hacia Valencia sin invadir tierras de Aragón ni de Castilla.

 

Leemos en Anales Toledanos Primeros:

 " Cruzada en el reino de Toledo contra los moros. Y lo que en ella se hizo este año de 1219: Sucedió también en este año una cosa bien señalada en el reino de Toledo, muy cerca de nuestras fronteras y no referida en las historias del arzobispo don Rodrigo, siendo aquel prelado tanta parte en ello. Y esto fue, según en muy antiguo anal se contiene, que el arzobispo, con predicación de la santa Cruzada para proseguir la guerra contra los infieles, ayuntó, según allí se afirma, entre peones y gente de a caballo, más de doscientos mil. E hizo su entrada en tierra de moros por la puente de Aragón, día de san Mateo Evangelista. Tomó tres castillos, que en aquella relación se llaman Mira, Sierra y Serrezuela; y después puso cerco sobre Requena, en el día de san Miguel, y combatieron la villa con sus máquinas, que allí llaman almajaneques y algarradas y delibra. Y derribaron las torres y acitaras, y no la pudieron entrar. Y habiendo muerto más de dos mil cristianos, se tomaron el día de San Martín.”[16]

Los Anales Toledanos II  lo cuentan así:

“El Arzobispo de Toledo,  don Rodrigo, fizo Cruzada  è ayuntó entre peones è caballeros más de ducentas veces mil è entró á terra de moros de part de Aragó dia de san Matheus Evangelista, è prisó tres castiellos Sierra, Serrezuela  è Mira. Despues cercó Requena dia de San Miguel è lidiaronla con almajaneques è con delibra è derrivaron torres è azitaras è no la pudieron prender è murieron más de dos mil Christianos è tornaronse el dia de San Martin. Era MCCLVII”[17]

En Los Anales encontramos sustituido el nombre de Serreilla por el de Serrezuela[18], un nuevo topónimo que conserva su característico diminutivo; y mantienen el nombre de Sierra, original, referido a Santa Cruz, que ya figura en 1221 en el pergamino de la catedral de Toledo.

Pedro II unió Serreilla a los designios de Castielfabib y de Ademuz en 1210, siguiendo los límites de Daroca entregados a los Templarios y de aquí las exigencias: La contienda siguió hasta “ser servido don Pedro de Monteagudo”, que era quien marcaba las rutas y las metas en los territorios darocenses.

Nueve años más tarde, don Rodrigo Giménez de Rada, (1219), aplicó jurisdicciones distintas a Castelfabib y a Ademuz con respecto a Serreilla, lo que suponía dar de lado a los límites establecidos en Daroca en 1142.  Lo que indica la falta de coincidencia entre los criterios del arzobispo y los de los reyes de Aragón y de los Templarios respecto a la frontera entre Aragón y Castilla.

 Con su restringida actuación en la zona y considerando a Serreilla afectada por las treguas establecidas entre Alfonso VIII y Abu Çeid, evitaba el arzobispo el reproche real tanto por parte de Aragón como de Castilla, que siempre temió[19].  A partir de 1219 se sintió doblemente dueño de estas tierras: por la entrega de Pedro II en 1211 y por su propia conquista. Ello le llenaba de razones para exigirlas y disponerlas buscando el respaldo pontificio y las exigió durante el desarrollo de las sesiones del juicio de Burgos a finales de Mayo de 1220 y, sin esperar el dictamen de la Comisión creada en la última sesión del juicio dispuso de ellas entregándolas a su primo, el noble Gil García de Azagra o Gil Garcés, en feudo perpetuo

 



[1] Muy poco se ha escrito sobre Serreilla. En 1996, MOYA: ESTUDIOS Y DOCUMENTOS del Grupo de Investigación Moya nos proporcionó un espléndido trabajo, el primero, firmado por Guillermo de León y Luis Mombiedro. El tema se desenfocó por querer convertir un problema de jurisdicción diocesana, como fue la enfeudación a Gil Garcés de Serreilla, Santa Cruz y Mira por el arzobispo de Toledo en problema civil, familiar  y militar. No tuvieron la suerte de indagar y estudiar los documentos de la Catedral de Cuenca, requisito imprescindible para profundizar y tratar el tema, ni los de la catedral de Toledo ni las cartas apostólicas de Honorio III y Gregorio IX. El desconocimiento de las conclusiones del juicio eclesiástico celebrado en Burgos en relación con la ordenación de las diócesis de Cuenca y Albarracín, imprescindible para enfocar la cuestión, redujo el magnífico trabajo a una exposición de la rutas y distancias de Al—Idrisi basados en la traducción, notas y en la identificación de Al-S.ral.h y Al-zal-h del traductor Abid Mizal en 1989, a un meticuloso e interesante análisis de la zona pero sin aportar nada determinante para el esclarecimiento de la situación y de la verdadera realidad histórica de Serreilla.

[2] AL—IDRISI, Los Caminos de Al—Andalus en el siglo XIII, pág.290.   Estudio, edición, traducción y anotaciones  por Jassim Abid Mizal. CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS. Instituto de Filología. Madrid. 1989.

[3] Julio González: EL REINO DE CASTILLA EN ÉPOCA DE ALFONSO VIII, Tomo I, pág. 942 

[4] A.C.A. Cancillería, Reg. 309, fol. 59v-60r.

[5] Arch. Cat. Albarracín, Leg. 1, fol, 1486

[6] A. Catedral de Cuenca, Institucional,  Caja 3, nº. 6

[7]  Arch. Cat. Cuenca, I., Caja 1, nº. 9

[8] A. Catedral Cuenca ,  Caja 1 nº 13

[9] MARTÍN ALMAGRO: Historia de Albarracín y su Sierra .El Señorío Independiente de Albarracín Tomo II Pág. 109 -110.

[10]Archivo Histórico Nacional [AHN], Ordenes Militares, Montesa, pergamino 1327: Copia simple en papel  del  siglo  XVIII.

[11] Las tierras entregadas por R. Berenguer IV en 1142 a los Templarios para preparar  la puebla de estos lugares, que bordeaban el camino, iban marcando la ruta a seguir: Las tierras del Tameral, de Negrón, de Valluego, de Santerón y de la Hoz y Palancares del Hoyo y de la Plata hasta el límite con Cañete.

[12] A.C.Toledo, E.12.O.1.3. y Anales Toledanos I, p. 400.

[13] Ibidem.

[14] GOROSTERRATZU, Javier (Redentorista): "Don Rodrigo Jiménez de Rada. Gran estadista…... Ed. Pamplona, 1925. Cap. XI, pág 163...”El arzobispo Rada entró por las parte de Aragón porque en tierras de Castilla se observaban las treguas poco antes firmadas con los almohades..."

[15] A.C.A. Perg. Jaime I, nº 373.   A.R.V. Real Justícia, XXIV, fol. 457.

[16] Anales Toledanos Primeros, en España Sagrada, XXIII, pág. 401.

Los Anales Toledanos Primeros, que cubren hasta 1219, están basados en los Anales Castellanos Segundos, con los que presentan muchas anotaciones comunes, Sus cifras exageradas son fruto del sentir popular, muy alejadas de la realidad histórica.

[17]  Anales Toledanos I, p. 400.

[18] Serrella, Serreilla, Sertela, Serralla, y sólo en Los Anales aparece  Serrezuela

[19] A.C.Toledo, E.12.O.1.3.