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ALACENA

DON Rodrigo y los templarios determinaron la Corona de Aragón

Publicado: 18/02/2019


Alfonso VIII, tras conquistar Cuenca y llegar hasta Alarcón, debido a los pactos y alianzas contraídos con los árabes valencianos, paró sus conquistas en las riberas del río Cabriel, según nos cuenta Ángel González Palencia.

Pedro II, rey de Aragón, entra por el Norte en el verano de 1210 y con la ayuda de los Templarios conquista El Cuervo, Castielfabib, Ademuz y Serreilla hasta ser bien servido el gran maestre del Temple don Pedro de Monteagudo, que busca y pretende la conquista de los castillos o lugares que el Conde de Barcelona entregara a los Templarios en 1142, denominados “Términos de Daroca.

No cabe duda que Pedro II dejó indefensas las fortalezas conquistadas de Castielfabib, Ademuz y Serreilla.

 

Don Rodrigo, arzobispo de Toledo que, en 1219, movido por la Carta Apostólica de Inocencio III en la que pedía conducir al rey de Castilla, a ejemplo del rey de Aragón, a participar en la guerra contra los sarracenos, tras su asistencia al Concilio de Letrán en 1218, donde es nombrado Legado Pontificio para la Cruzada en España, ante la vuelta al poder sarraceno de los últimos castillos conquistados por Pedro II de Aragón lleva a cabo su proyecto conquistando de nuevo Serreilla y después los castillos de Santa Cruz y Mira, y soportando después una gran derrota, tras veinte días de asedio, en el intento de conquistar el castillo de Requena.

Y resulta significativo que el arzobispo en esta campaña prescindiera de Castielfabib y de Ademuz y sólo reconquistara el castillo de Serreilla, marcando así un cambio crucial en la común trayectoria de estos tres castillos desde 1142.  Mientras que Pedro II y los Templarios, siguiendo las normas de R.Berenguer, la incluyeron en Aragón, el arzobispo, por convicción o conveniencia, la posicionó en las tierras amparadas por las treguas establecidas entre Çeyd Abuceyd y Alfonso VI, apartándola de la jurisdicción aragonesa.

 

Dada la ambición del arzobispo don Rodrigo, tuvo que existir alguna razón muy  importante para que —saliendo desde Albarracín— reconquistara el castillo de Serreilla y diera de lado a Castielfabib y a Ademuz  pese a su cercanía, aprovechando el estrecho corredor del Cabriel, puerta de entrada  a la zona de las treguas sin pisar las tierras de Aragón ni las de Castilla.

Que el arzobispo reclamara, tras esta campaña, Moya se explicaría por la convicción del arzobispo de que la naciente villa estaría dentro del ámbito o jurisdicción de Serreilla y, como tal, incluida en la entrega hecha  a Albarracín en 1211.