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UN ENTUSIASMADO REENCUENTRO Y UN REGALO MUTUO

Empezamos juntos en 1946 iniciando una verdadera amistad, tal vez, porque los de la Serranía Baja Oriental éramos menos y, al ser los dos del partido y muy cerquita de Cañete, consideramos que, como novedad, deberíamos celebrarlo: éramos los únicos de la zona. Cuatro años más tarde nos distanciamos buscando la misma meta, pero por distinto camino, habiendo coincidido en tan largo tiempo tan sólo un par de veces. Hoy nos hemos reencontrado reviviendo en toda su fuerza aquella antigua y familiar amistad.

Me estoy refiriendo a don Anastasio Martínez Sáez, autor de la obra “El díptico bizantino de la Catedral de Cuenca”, III Edición, publicado por la Diputación Provincial dentro de su colección 'Ediciones Célebres. Luis Cañete en Voces de Cuenca le  llama “El cura de los iconos” y dice que “ha dedicado gran parte de su vida a la creación e investigación sobre este arte, convirtiéndose en una de las principales referencias nacionales”.
La existencia y el estudio de esta obra bizantina en nuestra catedral de Cuenca fue lo que movió a don Anastasio  a convertirse en eminente iconógrafo dentro de  este género de manifestación artística y religiosa Oriental.

El mérito desde un principio de mi amigo radica en su técnica propia y autodidacta empleadas, sobre todo, en las obras de su primera exposición, perfeccionada poco a poco en la medida que sus viajes a Oriente (Rusia, Grecia, Sinaí) le proporcionaban mayor conocimiento sobre las técnicas de dorado y brillo; sin olvidar las instrucciones de los más entendidos, tal es el caso de Agustín Carretero, quien le orientó y enseñó sobre las proporciones de oro.

Su evolución, al unísono de su mayor estudio, conocimiento, identificación y técnica,  ha dado por resultado el perfeccionamiento de sus propias obras y el exhaustivo estudio  de Díptico Catedralicio motivando las tres ediciones de este libro, cuyo propósito era desentrañar esta obra bizantina expuesta en la Museo Diocesano, a donde  un  día llegarán las realizadas por él mismo.

Mi amigo Anastasio está contento con la prensa, por su apoyo y propaganda, pero no era para menos. Los frutos de su labor artesanal era una novedad y una artística, desconocida, novedosa y original joya fruto de díptico, importado de Oriente.

Y son tantos los iconos pintados, que el tímido y amigo Anastasio, sin arrogancia, no se atreve a dar la cifra sin consultar su catálogo particular y catequizando que “el icono, el Pantocrátor, representador del Cristo Salvador sentado, tiene una mística, una teología y un arte”. Y es por eso, por lo que tiene de catequesis, por lo que lo que ha desarrollado esta labor, recreación, entretenimiento  o predicación catequesis –como se quiera decir- durante muchos años.

El libro ha sido editado por tercera vez, pero esta vez como agregado nº 2 a la Colección Ediciones Célebres de la Diputación Provincial. Y mira por dónde un cura, canónigo de la catedral de Cuenca, oriundo de Valdemorillo, al ladito de Cañete, se une al catálogo de hijos ilustres y artistas de las Tierras del Partido de Cañete: Marco Pérez, José Vicente Pérez de la Sierra, Pedro Soriano, el incomprendido Eugenio García Pérez  Florencio Martínez,  Raúl Torres.

No sin razón, don Anastasio participó no hace mucho en la realización del Catálogo Monumental de la diócesis de Cuenca que tanto ha servido a estudiosos y a estudiantes.

Gracias por tu obsequio.